lunes, 13 de octubre de 2008

Ana (llena de gracia)

Tuvo una vida miserable, fué feliz los primeros cinco años de su vida, (creo, por lo que se cuenta). A esa edad perdió a su madre, en un accidente.
Creció con abuelas, tías y una madrastra que nunca la quizo. Sus dos hermanos mayores siempre estuvieron ausentes cada uno en la suya.
Ella creció con la ilusión de que algún día llegaría su príncipe azul y el amor tan ansiado. Decía que algún día su suerte cambiaría y luchó por conseguirlo, siempre pensando en los otros.
Un día un amigo le presentó a alguien que, según él, era el indicado para ella.
Algunos meses de noviazgo y felicidad, creía tocar el cielo con las manos. Se casaron, tuvieron hijos y formaron una familia soñada.
Ella siempre lo amó, estaba ciega por él, pasaron los mejores diez años de su vida, porque se amaban y eso bastaba.
Luego, de a poco él comenzó a cambiar, agresiones verbales, desprecios, lágrimas...
Pasaron algunos años más, y ella lo amaba, justificaba a su esposo culpándose por lo que él le hacía. Luego, ella descubrió la raíz de tanto padecimiento.
Él le era infiel, y su velo se rompió; Pudo ver quién era él realmente. "Tantos años con un hombre que núnca conocí...", se decía una y otra vez.
La vida ya no tenía sentido para ella, y a pesar de sus hijos, nada pudo retenerla en este mundo: Se cortó las venas, y se desangró lentamente, mientras él le decía; "Ojalá te mueras pronto, basura, te odio..."
Cerró sus ojos, y sabía que por ese acto no sería Dios quién la esperara del otro lado, pero a pesar de eso prefirió quemarse eternamente en el infierno, el mismo en el que vivió sus últimos días.

-Pobre tonta, creyó en el amor...-

lunes, 6 de octubre de 2008

Mi primer amor

Este post está dedicado a Coqui, mi primer amor de niña adolescente. Él tenía 16 y yo 13, y éramos muy tímidos los dos, él más que yo. Pertenecíamos a la barrita del barrio, mi padre no me dejaba juntar con ellos porque decía que las chicas eran muchacheras y los varones se querían aprovechar de nosotras, encima de males existían unas vecinas; Clarita y la Fabroni, que cortaban salame con la lengua, le llenaban la cabeza a mi viejo hablándole mal de éste muchacho y su familia. -"Ese vago no tiene estudio..."-, -"El padre es jugador..."- Para mi padre era el diablo mismo. No obstante, nos ingeniamos para "arreglarnos" (como se decía en esa época).
Me iba a buscar al colegio y nos tomábamos el 78, él se bajaba en una esquina, y cuando doblaba, yo me bajaba en la otra, así nadie nos veía llegar juntos.
Era un amor muy dulce y sano, a pesar de nuestras edades él era mi primer novio y yo su primera novia. Nunca un beso ni nada, sólo caminábamos de la mano y eso nos bastaba.
Mis compañeras del colegio y las chicas del barrio decían que éramos unos tontos porque no nos besábamos, menos una, que se llamaba Claudia Cirimele y que era una de las más ligeritas del curso. Ella era mi amiga, y me regaló un poema que recuerdo hasta el día de hoy.

Es mentira el amor de todo hombre,
es mentira su amor y su querer,
es mentira el te quiero que pronuncian
cuando quieren engañar a una mujer.

Si te besan y te dicen que te quieren,
nunca creas que lo dicen de verdad,
porque hay hombres que besan y no quieren,
y hay otros que quieren sin besar.


Al tiempo nos dimos el primer beso. Mi padre quería encerrarme en un colegio de monjas para alejarme de él.
La presión fué tan grande que al final nos separamos. Y con los años, se casó con otra chica del barrio y no nos volvimos a ver.

Besos.